Hoy el día era así, a las 9 de la mañana cuando llegué al trabajo. Gris. Triste.
Me rio yo del blue monday de hace unos días.
Poco tiempo después mi día se volvió amarillo, como el sofá amarillo.
Hace mucho que quería volver a escribir aquí, a contar cosas. Pero por unas u otras no lo hacía. Pero hoy necesito hacerlo, necesito contar a todos...o a alguien lo que todo este mundo 2.0 significa para mi. Todo lo que me aporta seguir a personas maravillosas a través de sus blogs, de su Instagram o de sus canales de YouTube y todas las cosas que aprendo de ellas.
Me hacen reír muchas veces y algunas como hoy llorar, pero siempre despiertan emociones y me acompañan a diario.
Soy tímida, muy tímida, y eso me hace ser poco sociable. o reservada. Con los años lo voy superando pero sigo siendo un ser poco social. Será por eso que me rechifla todo este mundo virtual.
Sigo a muchas personas desde hace años, y siento que son mis amigas. Conozco sus vidas, sus casas, sus viajes, sus aficiones, conozco a sus hijos. Conozco cuando se mudan o hacen reformas en casa, cuando pierden a un ser querido o cuando se divorcian. Conozco incluso como está su salud.
Me alegro por ellas y sufro por ellas, como si fuesen mis amigas de verdad, aunque nunca me atrevería a hablar con ellas si me las encontrase en la vida real, porque me moriría de la vergüenza.
Por eso hoy lloro, estoy triste y emocionada y lo digo aquí porque se que si alguien lo lee me entenderá mucho mejor que ninguna persona cercana a mi.
Gracias a todas y gracias a la chica amarilla.
Foto sacada de Pinterest de una de las bodas de El sofá amarillo.
